Por Ivette Estrada
En medio de la incertidumbre y la zozobra, cuando todo parece obscuro y el futuro es una gran incógnita, hay quienes se aventuran a trazar rumbos y generar esperanza en los otros. Aún en la volatilidad e incertidumbre, existen quienes se atreven a crear esperanza y apuestan por la resiliencia. Son fuertes aun cuando el mundo se derrumba.
No son seres imaginados ni lejanos: sólo son personas que conocen cinco verdades. Estas se develaron después de que apareció la pandemia mundial del Covid-19. Muchas empresas cerraron y en el ambiente pululaba el miedo. Empero, hubo compañías que reaccionaron muy rápido y lograron proseguir operaciones e inclusive crecieron su cuota de mercado al hacer adecuaciones trascendentales de operación y gestión.
¿Quiénes lograron triunfar a esta irrupción? Quienes tenían un líder que conocía cinco principios fundamentales de vida que pueden aplicarse a empresas de diversos tipos, clubes sociales, ONGs e incluso pequeñas localidades, grupos de trabajo y familia.
Estos son los conocimientos fundamentales:
1.El dinero no lo es todo. Aún en ambientes empresariales, la gran enseñanza es que más allá de las transacciones pecuniarias, el ¿cuánto voy a ganar?, todos buscamos significado y realización. Así, el primer instrumento de seducción/persuasión es empatar una misión de grupo a los intereses y misión de vida de cada uno de los miembros del equipo.
El primer paso para lograr develar para todos la misión de la compañía (llámese equipo de trabajo, comunidad o familia). Si ésta no es clara para los otros, no se lograrán positivos anclajes con ella. Ahora, una vez identificada, una tarea fundamental es ver la manera en la que encaja en los planes de realización de cada uno de los miembros del equipo. ¿realización, altruismo, trascendencia?
Un líder debe indagar en los motivos que tiene cada miembro de su grupo para querer pertenecer y realizarse en determinada misión. Si no se tiene clara la misión empresarial y se genera un anclaje con las motivaciones de cada integrante del grupo, no se logrará un avance sustancial.
2. Implicaciones tristes de la soledad. Es cuando la asumimos como aislamiento, desconfianza y hermetismo. Cuando se callan planes, dudas e incluso esperanzas, se acrecienta el sentimiento de desunión y soledad en un grupo. Compartir la visión y estrategia para generarla, puede establecer el compromiso y cohesión en un grupo.
Comprender el lado oscuro de la soledad es establecer nexos fuertes en la comunidad en la que nos desarrollamos a través de tareas compartidas, escucha activa, apertura a ideas y sugerencias. Las reuniones informales pueden catalizar la comunicación y unión e incluso paliar la sensación de lejanía y ostracismo.
3. Equipos remotos van en aumento. La adaptabilidad es un factor clave para aceptar que los sistemas de trabajo cambian y que el tele trabajo es una realidad. No puede apostarse por la coerción y seguimiento de cada una de las acciones que realizan nuestros equipos de trabajo. Debe impulsarse el empoderamiento y realización de cada miembro para que el home office sea redituable para todos.
4. Privilegiar la automatización. Las tecnologías emergentes deben incorporarse al trabajo para magnificar la productividad. La evangelización tecnológica es un trabajo que no puede postergarse ni soslayarse.
5. Maximizar la economía gig. Reconfigurar otras formas de trabajo es sustancial para generar resultados en distintos ámbitos. Los trabajos de tiempo completo para toda la vida ya no son reales. Cuando se aprende que los trabajadores de una empresa no lo serán para siempre, se valora más el capital humano y las aportaciones que cada uno realiza para lograr un gran bien común.
En suma: las cinco grandes verdades son imperativos del contexto laboral actual que pueden servirnos para transformar nuestro concepto de liderazgo y la forma de impactar en la vida de los demás.