Por Ivette Estrada
Siempre fue el enemigo a vencer. El actor de las pesadillas y perpetrador de enfermedades. Pero hoy, el villano exhibe un nuevo rostro. Si, el estrés no siempre es como lo pintan.
¿Quieres conocerlo realmente?
El estrés entre los adultos que trabajan está en su punto más alto. Y el liderazgo no es inmune: el ochenta por ciento de los ejecutivos informaron problemas de salud mental mientras el treinta y ocho por ciento dijo que incluso recurrieron a las drogas o al alcohol para hacer frente a los síntomas.
Los equipos de trabajo lidian ahora con preocupaciones sobre el trabajo, la vida o la combinación de ambos. Así, ¿se pueden reducir las respuestas emocionales negativas a los desafíos? Esto es, ¿podemos encontrar un rostro más benigno del estrés?
Las tareas auxiliares, más que las metas altas, se encuentran entre las mayores causas de estrés en el lugar de trabajo.
Los gerentes y miembros del equipo reciben solicitudes de atención todo el día en correos electrónicos y reuniones, lo que limita su tiempo para otras tareas. Conviene entonces considerar dónde se puede tener el mayor impacto en el trabajo y eliminar las tareas que no se alinean con estos objetivos.
Además de eliminar las tareas no esenciales de la agenda, se debe dar a los equipos herramientas sobre cómo estructuran el tiempo. Esto eliminará o disminuirá el «modo de respuesta», donde se guarda la agenda personal para satisfacer las necesidades de los demás.
Conviene disponer tiempo para la correspondencia, el pensamiento estratégico y las reuniones. De esa manera, las personas no estarán atrapadas en un ciclo de interrupciones constantes.
Cuando los planes cambien inevitablemente, vuelva a priorizar en consecuencia.
Ahora, los directivos tienen un gran peso en crear ambientes cordiales de trabajo, pero cada uno es responsable de cómo nos sentimos e interactuamos en nuestro ambiente laboral. Se debe planificar y apostar por hábitos saludables como recompensar semanas de trabajo excesivamente largas o noches enteras: los adultos que duermen al menos siete horas por la noche informan tasas más bajas de estrés.
Para reducir el estrés y la ansiedad, es recomendable una estrategia utilizada por los terapeutas cognitivo-conductuales que implica reexaminar, e idealmente, cambiar, cómo reacciona ante ciertos pensamientos y situaciones.
La estrategia funciona así: describir un pensamiento recurrente que logre estresarnos. A continuación, tomar la perspectiva opuesta. Al ver una realidad alternativa, puede ayudar a frenar la espiral de pensamientos negativos e incluso se puede diseñar un plan de acción productivo para responder.
¿Lo bueno del estrés? Que nos induce a actuar, a desafiarnos a nosotros mismos y redescubrir opciones y recursos. Es un generador de vigencia, autopoder y fuerza. No es un verdugo. Es el principio del bien si se logra “domesticar” o encausar.