Por Carlos O’Rian, Cofundador y Chief Strategy Officer de Fira Onlive, firma líder de livestreaming shopping
La tecnología está sobrevalorada: se asume como solución y no como parte de la resolución de un problema.
Las nuevas empresas que prevalecen y crecen no es porque idearon una nueva tecnología. Es porque encontraron una solución para un nicho específico de mercado.
Hoy que los grandes unicornios tecnológicos desafían la imaginación, es momento de asumir que las creaciones sin objetivos predeterminados para mercados que ya existen no crean valor. Este es un ejemplo:
Poco después de que Brian Chesky se graduara en 2007 en diseño industrial, se mudó a San Francisco donde habría una conferencia internacional de diseño, pero todos los hoteles cercanos estaban llenos. Así que creó un sitio web y anunció que sus compañeros de cuarto tenían espacio para tres visitantes, si dormían en camas inflables de aire.
Al año siguiente, la Convención Nacional Demócrata se realizaría en Denver que tenía 28,000 habitaciones de hotel en ese momento, pero se preveían 80,000 asistentes. El emprendedor reconoció una oportunidad de negocio. Es la historia de Airbnb.
Esta es una lección instructiva sobre emprendimiento. La identificación de un doble problema: la falta de alojamiento y alquileres altísimos. En el mundo de las startups, no es necesariamente el mejor producto el que finalmente gana. Más bien, es la mejor manera de resolver el problema. Paradójicamente, muchos emprendedores intentan hacer las cosas al revés. Desarrollan tecnología que creen que resolverá un problema, en lugar de identificar primero y comprender el problema y luego pensar cómo resolverlo. Por lo general, importa muy poco que la tecnología sea propietaria, inteligente, genial o nueva: sin un problema que resolver, tendrá dificultades para encontrar un mercado y, por lo tanto, para convertirse en una empresa rentable.
Airbnb comenzó con muy poca tecnología pero tenía un fuerte enfoque comercial. No es una empresa de tecnología sino de resolución de problemas. La tecnología se emplea para solucionar problemas, no al revés.
El peligro de comenzar con la tecnología, en lugar de un problema, es que las nuevas empresas pueden sobreconstruir rápidamente, gastar demasiado tiempo y recursos en perfeccionar la tecnología en sí misma en lugar de centrarse en la resolución de problemas. Al conservar una lente de resolución de problemas, las empresas exitosas pueden adaptarse y solucionar problemas a medida que avanzan, en lugar de jugar con su tecnología o tratar de construir una mayor escala. Por ejemplo, al principio, Airbnb notó que tenía un mercado más pequeño de lo que esperaba en la ciudad de Nueva York en comparación con otros lugares.