De acuerdo con Global Health Service Monitor de Ipsos, la Salud Mental ocupa el segundo lugar entre los problemas de salud mundial (cinco puntos más que en 2021) y supera al cáncer en el ranking de los mayores problemas de salud a los que se enfrentan las naciones.
La preocupación por la salud mental ha crecido en los últimos años, dando como resultado una sociedad en la que los consumidores demandan, cada vez más, que las marcas sean agentes de cambio y contribuyan al bienestar de las personas.
En LLYC, realizamos el informe: “La salud mental como propósito de marca” como un material que ofrece estrategias de comunicación enfocadas en la temática del estudio:
Actuar de forma única y diferenciadora. Es importante dar con el ángulo que permita mostrar una visión absolutamente singular y acorde a la personalidad de marca, con la cual sorprender y alinear interés con la audiencia, cuestionando su razón de ser con su nivel de incidencia en la comunidad y el medio.
Voz legítima y creíble sobre la salud mental. No se trata de apropiarse de un discurso, sino de construirlo desde la esencia que caracteriza la marca, desde filosofía y cultura organizacional, pero sin pretensiones. Sin olvidar que el propósito es la razón por la que existe.
Debe ser accionable. Las estrategias a implementar deben activar una forma de hacer, de actuar o incluso un movimiento que tenga una repercusión real y directa en las personas. El propósito no puede ser un discurso vacío, tiene que dar pie o incluso incitar a que la audiencia se movilice y tome las riendas. A partir de aquí, lo determinante es encontrar el ángulo que, vinculado a la marca, lo haga realmente creíble y único.